Por años, tanto aquí como en Estados Unidos y Latinoamérica, se ha dado el fenómeno de periodistas que se convierten en relacionistas. La transición tiene cierta lógica: el periodista conoce a fondo cómo funcionan los medios, tiene relaciones personales y profesionales con otros periodistas, sabe escribir la información en el estilo requerido. Pero, ¿es eso todo lo que se requiere para ser relacionista?
No tengo problema alguno en que una persona quiera moverse de una profesión a otra. En algunos casos hacerlo es más difícil. Hay profesiones que requieren estudios altamente especializados –medicina, leyes, arquitectura- o licencias que restringen la entrada y hasta poder ejercerla en otra jurisdicción. (La nuestra: muy bien, gracias.)
En profesiones afines, como las relaciones públicas, la publicidad y el periodismo, es mucho más fácil hacer la transición. Yo, por ejemplo, comencé mi carrera como “copywriter” en una agencia de publicidad. (¡No pude aguantar la presión de producir una idea genial todos los días!) Es más, puedo mencionar varios casos de colegas que vinieron del periodismo y a quienes admiro por su seriedad, profesionalismo y sentido de la ética.
Lo que me tranca el estómago es la noción de que esta transición es posible sin pasar por un proceso de educación o de inmersión en la práctica de las relaciones públicas, o que los patronos –especialmente del sector público—entiendan que son superiores y están mejor capacitados que los que hemos trabajado en esto por 15 o 30 años. En este sentido, sólo tenemos que culparnos a nosotros mismos.
Entre muchos otros requisitos, un relacionista de nivel gerencial debe tener:
- pensamiento estratégico
- capacidad administrativa
- mentalidad empresarial
- inteligencia emocional
- capacidad para trabajar en equipo
- destrezas de supervisión
- conocimiento de gerencia de proyectos
- conocimiento teórico y práctico de las comunicaciones
- contactos con medios, asociaciones empresariales y organizaciones del tercer sector
- sintonía con la realidad política, económica y social del país
A los que han hecho el cambio recientemente, o piensan hacerlo pronto, la mejor de las suertes. Prepárense, estudien, hablen con los que llevamos tiempo al otro lado de la raya. Tienen un fundamento excelente. Estamos aquí para darles la mano. A los patronos que entienden que un ex periodista es un relacionista instantáneo, ajusten sus expectativas y denles espacio a estos nuevos colegas para aprender el oficio. Cruzar la raya no es tan fácil como parece.